Enfermera con grandes ordeños y su hija le dieron un polvo grupal al chico
Una madre con grandes ordeños y una niña decidieron complacer al niño con sus caricias y ternura. Para empezar, se turnaron para lamer el pene, acariciándolo con los labios y la lengua. Fue tan agradable que el deseo de terminar era simplemente irreal. Un par de minutos y ambos coños ya estaban listos para el sexo grupal, de donde el deseo de correrse se hizo aún más fuerte. El joven hizo todo lo posible para que su compañero gemiera de alegría y recibiera sólo las emociones más placenteras de este polvo.