El doctor en el consultorio levantó las piernas de la rubia y la folló con su polla hasta el límite.

El médico con bata blanca no pudo contenerse a sí mismo y a su pene, porque a su lado hay un asistente muy lujurioso y ansioso. La enfermera ya se había acostado en el sofá, abrió las piernas y mostró una raja bien afeitada. Después de que la rubia se puliera la polla con los labios, ya está lista para tener sexo en la oficina. Su vagina se mojó y la polla del doctor se puso dura. El amante mete gustoso la polla en la entrepierna de la guarra, que arquea la espalda, gime y está a punto de tener un orgasmo.